SOCIEDADLos argumentos de la derecha se encuentran tan "volátiles" como el Mercado, y así como un día dicen una cosa, al día siguiente o en la misma nota pueden sugerir lo opuesto sin el menor remordimiento.
Por ejemplo aquí está Martín Kanenguiser en La Nacion, defendiendo las nuevas corrientes de regulación de los mercados y la ayuda social para los sectores pobres:
"Si el Gobierno insiste en emparentar esta polémica decisión
en la razonable corriente de regulación que están adoptando otros Estados para amortiguar el impacto de la crisis financiera internacional, seguirá atrapado en su propia trampa. A diferencia de otros gobiernos progresistas de la región que admiten los efectos nocivos de la crisis global
y suben en consecuencia los montos de la ayuda social para los sectores más pobres, aquí se prefiere insistir en defender las fantasiosas cifras del Indec que aseguran que la pobreza y el desempleo no suben."
Más adelante en la misma nota, parece sugerir que el Gobierno debería ayudar a las instituciones financieras:
"...Amado Boudou no se atreve a admitir que si Europa, Estados Unidos o países vecinos como Brasil
pueden apostar a una mayor intervención pública en el mercado financiero es porque tienen burocracias fuertes e independientes de la voluntad de un par de personas..."
¿Cuál sería el panorama que propone el periodista: ayuda social, regulación del mercado o ayuda al sector financiero? Las dos primeras acciones se han criticado desde siempre en La Nación. La tercera (que los pobres les paguen los daños a los ricos) se favoreció desde siempre en ese diario y es lo que les gustaría que hicieran ahora en el Gobierno: que les entregaran todo el capital a las empresas financieras. Lo asombroso es que, aún en medio de esta crisis, y sobre todo del magro resultado de los paquetes de ayuda financiera en Estados Unidos y Europa, sigan rescatando esa opción abiertamente como una alternativa positiva.