jueves, noviembre 1

Dos enfoques sobre la creatividad

SOCIEDAD

Ver fantasmas puede ser un problema, un síntoma o bien el resultado de una sensibilidad especial.

En Clarín.com se burlan del músico Liam Gallagher porque dice sentir presencias de espíritus de otros mundos por las noches. "De terror", califica, sin más, el autor de la nota, quien más adelante relaciona este comportamiento con el uso de drogas. Luego de comentar que Gallagher critica a los músicos que se internan en rehabilitación y se jacta de drogarse en forma consistente, el autor de la nota no puede evitar el comentario: "Claro, pero terminás viendo fantasmitas".

Ahora bien, el mismo día, Página/12 cita al compositor Cátulo Castillo cuando éste describe el momento en que "recibe" las partes faltantes (incluido el título) del tango "Mensaje", que Enrique Santos Discépolo había dejado inconcluso al morir. A nadie se le ocurre burlarse de este músico.

Los científicos acuerdan la existencia de este tipo de fenómenos, que se ven obligados a adjudicar a nuestro propio inconsciente individual: si los procesos inconcientes guían al estómago a digerir con tanta magnificencia un asado de tira, ¿cómo no habrían de ser capaces también de componer un tanguito? Luego cada persona adjudica esa creación espontánea a un espíritu o al mismo Dios según sus creencias.

Los místicos, por su parte, acuerdan con los científicos, pero añaden: el inconsciente siempre es colectivo y está sincronizado con la tierra, con los astros, con todos los seres vivientes y proviene del más remoto pasado, en contacto con todos los espíritus. O sea que ojo al piojo.

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