SOCIEDAD
Todos hemos conocido muchas muertes: las de los indios perseguidos que se arrojaban con sus familias al vacío para no ser capturados por los españoles, la de los que fueron capturados y torturados, las de los asesinados a sangre fría, la de los que la vieron venir de a poco y finalmente la encontraron, la de los que le huyeron durante años, las muertes por enfermedades, las muertes en masa. Sabemos de gente que ha muerto triste, contenta, desesperada o por sorpresa y de gente que se ha matado a sí misma.
A veces muere una persona y su familia sigue viva. A veces muere toda una familia pero la cultura en donde estaban sigue viva. A veces muere toda una cultura, pero la humanidad aquí está aún. Y siempre hay algo que parece resucitar de los muertos para volver a aparecer entre los vivos, algo que nunca termina de morir aún cuando no tiene dónde manifestarse, como si permaneciera en la oscuridad del éter hasta que encuentra un nuevo vivo donde mostrarse.
Habiendo conocido tantas muertes, a veces resulta difícil resignarse a que a uno le toque una sola.
sábado, febrero 11
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2 comentarios:
Entonces cuando morimos, pasamos a ser parte de un todo y de ese todo, sus partes se desprenden de forma inconstante y no mecánica. Y lo que vuelve a él nunca será igual. ¿Será así como es?
no lo sabemos bien, ya que nunca hemos muerto del todo y no sabemos hasta qué punto se deja de ser lo que se era.
lo que nos llama la atención es aquello que siempre trasciende a la muerte, así como cada uno de nosotros va trascendiendo la muerte de todas sus células cada tanto tiempo.
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