martes, noviembre 28

Esa esquiva naturaleza humana

SOCIEDAD

Basta con observar durante un día a un niño cualquiera, de 1 a 4 años, para ver la esencia del ser humano antes de ser domesticado por la sociedad: vemos entonces a un ser egoísta, tirano, manipulador, mentiroso, con plena conciencia del bien y del mal y decidida predilección por este último. El amor de hijo hacia una madre, en su esencia, no es más que una enfermiza dependencia, no hay el menor signo de "amor" en el sentido de "entrega" o "consideración" por su señora madre, sino sólo una angurria afectiva que asustaría a cualquiera, de no ser por el bien diseñado envase corpóreo que les da a los niños ese aspecto tan simpático y cariñoso. De no ser por esa falsa imagen que la naturaleza se encargó de diseñar, los mataríamos a los pocos días de nacer.

Todas aquellas virtudes que aparecen poco a poco con la edad en algunos pocos seres humanos consisten, bien observados, en atributos que no son esencialmente humanos, sino de la naturaleza en general: la solidaridad, el desapego material, son todas virtudes que emergen cuando la naturaleza humana se cancela. Las mejores personas, entonces, son aquellas que tienen menos de persona y más de todo lo demás.

1 comentario:

Zauberlehrling dijo...

Me has recordado la perversidad de los niños en los libros de Gunter Grass.

Saludos,