viernes, febrero 2

El castigo de Dios

TEOLOGIA

Anoche, al poco rato de golpearme la cabeza con un poste de alumbrado público, tuve una revelación: lo primero fue sentir que yo era un niño, de seis o siete años, pero cuando miré a mi aldedero no había nada, ni nadie, o más bien las sombras de unos adultos alarmados que murmuraban cosas como "conéctenlo, vuélvanle a poner el mundo", y entonces, como por un tubo negro muy largo, volví a rodearme de todo lo conocido. Yo era un Dios, todos nosotros éramos el mismo Dios, un pequeño lleno de caprichos y manías que fue puesto un tiempo a aprender lo que es la vida mediante este viejo artilugio del mundo.

No hay comentarios.: