SOCIEDAD
"Los celulares han ayudado a hacer que una sociedad grosera y vulgar sea aún más grosera y vulgar", sostiene Tony Long en Wired News, y recuerda con amabilidad que en lugares públicos una persona debería tratar de no imponerse a sí mismo sobre los demás con desparpajo. En su sencillo pero fundamental artículo, Long sugiere una lista de ocho consideraciones básicas a tener en cuenta por todo poseedor de un teléfono celular, algunas de las cuales son:
1. No usar el teléfono en lugares públicos donde pueda resultar molesto, como teatros, cines, ascensores, salas de espera y ómnibus de larga distancia.
2. No atender el teléfono mientras se encuentra en una conversación cara a cara con otra persona, porque es una falta de respeto. Siempre le podrán dejar un mensaje y usted responder en un momento más adecuado.
3. Si está esperando una llamada importante y justo alguien se dispone a hablar con usted, avísele a esa persona que podrán ser interrumpidos.
4. Quite el odioso ringtone y ponga el teléfono en vibrador. A nadie le interesa escuchar su música preferida.
5. No mantenga conversaciones de alto contenido emocional frente a la gente: es injusto que ellos no puedan ver la reacción del otro.
6. No use el teléfono mientras está de compras: allí el sonido se amplifica misteriosamente y además usted tiende a quedarse parado en un lugar, absorto en su conversación, mientras la gente tiene que rodearlo para tomar su Nesquick de la góndola.
Nota original
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2 comentarios:
Es bueno saber que no soy un cretino... Sólo en dos ocasiones he escuchado el sonido de mi celular...
Felicitaciones! Lamentablemente mucha gente muy querida por nosotros resultan ser unos cretinos, o más bien se dejaron cretinizar por su celular, ya que evitar la propia cretinización implica un esfuerzo voluntario de conciencia.
Quizás el adjetivo cretino sea un poco exagerado. Los que sí son decididamente cretinos a nuestro juicio (aunque hayan podido ser buenas personas antes de tener su celular) son los que hablan de negocios en ómnibus de larga distancia mientras uno intenta dormir o por lo menos pensar en otra cosa.
De todas formas ya los ómnibus vienen cada vez más equipados para impedir a la gente dormir o pensar mediante el maníaco agregado de televisores.
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