SOCIEDAD
Debí hacer un complejo trámite burocrático que demandaba el tome de un subterráneo con combinación, luego la espera en una estación de tren y un viaje hasta la terminal, y luego una espera con los pies mojados bajo el frío en un falso refugio de colectivos, y luego del colectivo la parte más difícil, en bicicleta primero por los bosques y luego por las avenidas repletas de camiones y ómnibuses, donde debí arriesgar la vida tres o cuatro veces para no tener que esperar el cambio de semáforo. Todo esto porque una nueva normativa requería un sello azul y una gota de sangre de virgen, que encontré fácilmente en el subterráneo y le expliqué que necesitaba la sangre para un trámite y que su solidaridad era importante porque si las nuevas generaciones no eran mejor que las anteriores estaríamos perdidos para siempre, entonces compramos una jeringa descartable en una farmacia (todas son descartables ahora, nos dijeron) y a la sombra de un árbol en el parque le clavé la aguja en sus carnosa vena y extraje unos pocos centímetros cúbicos de su esencia, y ella primero me aclaró que si bien era legalmente virgen, un chico la había tocado bastante, y luego me preguntó si seguiría siendo virgen después de haber entregado así su sangre, y la tranquilicé y le agradecí. La empleada burocrática estaba dada vuelta de pastillas, su peinado volaba hacia un costado, sus pupilas apenas emergían por debajo de sus párpados y arrastrando penosamente las consonantes lanzaba rugidos amenazadores con aliento incierto ante cada intento de mi parte por cumplimentar con un paso más del entramado técnico y legal que debía sortear para obtener los pagos de mi labor oficial. Finalmente me dijeron que debía volver a atravesar la cadena de medios de transporte a partir de las 24 horas, y luego emigrar momentáneamente a La Plata para culminar el trámite en el Ministerio Superior de las Personas, Cosas, Comercio y Culto. Mientras tanto, qué bueno sería si las empleadas tan solo dijeran "lo siento, mi amor, no puedo hacer nada ahora", pero todavía hay demasiada furia contenida.
jueves, junio 22
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