viernes, agosto 19

La estrategia de levantar la apuesta

SOCIEDAD

Aún sin haber terminado de ganar completamente su batalla contra la discriminación, los homosexuales más activos (socialmente) fueron por el derecho a casarse. Pero recién empiezan a recibir la bendición de uno de sus principales enemigos (la Iglesia Católica) cuando se juegan por el derecho a ser padres.

Es en ese momento en que la Iglesia, en un desesperado intento por defender el último bastión, el Niño (bien preciado de los curas confesores) finalmente les concede a los homosexuales las dos batallas anteriores, y entonces la Comisión Arquidiocesana de la Niñez opina en Clarín sobre los padres gays que quieren tener hijos: "No se discute el cariño que le puedan brindar, ni las ganas de criar a ese hijo que tengan. Se discute si su elección sexual de vida, que es respetable y que no esta en discusión, es compatible con un proyecto de familia".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Perdón, pero el derecho a casarse y a tener hijos es parte de la misma lucha contra la discriminación, o sea que si no ganamos la tercera batalla tampoco ganamos la primera. Por otra parte, esa Arquidiócesis niega al puto el derecho a formar una familia, o sea que tampoco nos conceden la segunda batalla, como decís.

explorador54 dijo...

Aclaramos: por "discriminación" nos referimos al hecho de agredir, impedir la entrada o prohibir manifestaciones propias de su putez, los cuales hoy se considerarían actos de discriminación penados por la ley.

Coincidimos en que una plena aceptación implicaría concederles la totalidad de los derechos de un ciudadano común.

La nota ponía énfasis en el pequeño hecho de que una Comisión Arquidiocesana ofrecía una aceptación explícita (aunque parcial) a la homosexualidad.

Y aunque la Comisión no les conceda el derecho a formar una familia completa, al menos pareciera aceptar su unión en pareja, lo cual se deduce por carácter transitivo de la aceptación de "su elección sexual de vida".