sábado, septiembre 17

El interior de un monstruo

SOCIEDAD

¿Qué nueva raza urbana es ésta? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué hay ahí un pedazo de sociedad como viviseccionado, con sus procesos internos a la vista, con decenas de terminales humanas erguidas cual neuronas individuales a centímetros de las terminales catódicas de sus respectivas pantallas?

A causa de la lamentable desaparición de la Editorial del Eter por motivos que todavía no conseguimos dilucidar (el edificio simplemente no está más, lo que nos hace dudar a todos si alguna vez existió) la Redacción en su conjunto se vio obligada a continuar su labor en un Cyber y descubrió así el mundo que hasta ahora apenas había entrevisto simbólicamente representado en las pantallas de los ordenadores, o alguna vez también en el tecleteo nervioso de una secretaria en su terminal de trabajo mientras "mensajea". Pero ninguno de nosotros había imaginado nunca una escena como ésta: decenas de personas en estado de trance frente a los monitores: algunos con cámaras o con auriculares, y todos aferrando de tanto en tanto un ratón que parece suministrarles adrenalina en las venas.

En la cabina de al lado una joven escanea fotos de sí misma semidesnuda en diferentes poses y envía cada una a un destinatario diferente por medio del Messenger; el muchacho de al lado se dedica exclusivamente a la búsqueda y observación de imágenes pornográficas, mientras que el del otro lado busca tecla por tecla las letras que necesita para convencer a alguien de algo con frases tal vez excesivamente explicativas; algunos, dispersos en distintas cabinas, mantienen un combate sangriento a lo largo de paisajes y ciudades que no existen en la realidad ordinaria, y por allá una adolescente chatea y chatea con otros adolescentes con nicks recargados de corazones y de emoticones.

Cada cuatro personas jóvenes en el ciberespacio se calculan quince diálogos que suceden al mismo tiempo, con un promedio de tres identidades por persona que se ve reducido por los casos de identidades habitadas por más de una. Un mundo aparte, al que mudamos nuestras oficinas a partir de ahora, ya que desde aquí podemos controlar también la edición impresa.

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