Principio

No hay un principio ni un fin, necesariamente.

Escribo un blog porque no los entiendo, no puedo leerlos. Hace poco descubrí (o creí descubrir) que el sentido de lectura de un blog, si se quiere leer en orden cronológico, es de abajo hacia arriba en forma de serrucho, algo tan original como molesto para un lector occidental acostumbrado al recorrido en zigzag de los diarios o de arriba abajo de los libros. Tal vez el blog no esté concebido para leerse en forma cronológica sino desde el presente, desde un momento hacia la profundidad de su pasado. Porque, ¿quién creen que inventó el blog? Se inventó solo, como todo. Los humanos apenas somos parteros de las ideas. Obstétricos. Pero de dónde viene su espíritu y cuál será su función en el mundo, muy pocos pueden llegar a adivinarlo.

Lo más posible, me imagino, es que un blog imite a grandes rasgos el funcionamiento de la memoria humana: tenemos el momento presente en la pantalla de nuestra atención, constantemente, y cada nuevo evento va convirtiendo al presente en pasado, formando una larga cola. Y repitiendo ciclos, como locos.

Bienvenidos a esta nueva partícula de esta nueva memoria colectiva.