sábado, junio 4

El misterio de la estadistica y el azar

GRANDES MISTERIOS

¿Cómo es posible que sólo hagan falta 600 personas para conocer la opinión de 6 millones? ¿Qué ley sutil y blanda es el azar, como una tela, que permite el movimiento en su interior sin perder su consistencia? ¿Cómo hace para abarcarlo todo, interlazando lo individual con lo general? ¿O será más bien que la idea de azar es ilusoria y en realidad vamos todos ordenados, en fila, haciendo siempre lo que se espera de nosotros, todos al mismo ritmo imperceptible que alguna vez nos dictaron nuestros cilios? Como sea, Azar se le llama a lo que supera nuestra capacidad de comprensión, por eso detrás de ese borroso concepto, que tan alegremente Darwin postuló como explicación final para la Evolución, podría caber un Dios perfectamente, o cualquier otra cosa.

Que sucedan hechos similares en distintos lugares sin aparente relación entre sí (lo que se dice comunmente "qué casualidad!") no debería sorprender a un matemático estadístico ni a un cuasi místico agente de bolsa ni a un antropólogo, quienes predicen esos hechos sin tener en cuenta sus causas intrínsecas sino la forma exterior de sus curvas estadísticas, cuyos triángulos y montículos leen cual si fueran designios del destino.

Ahora bien, a pesar de que ciertos márgenes del destino colectivo pueden ser previstos mediante análisis estadístico, el destino individual pareciera ser siempre inalcanzable por la previsión, como si cada individuo contara con cierta libertad al menos para intercambiar con otro su lugar en el destino (como las moléculas del agua dentro de un recipiente en movimiento) o incluso para influenciar en el destino colectivo. Sin embargo, no deja de ser inquietante que un mismo individuo está implicado en las curvas no de una sola estadística, sino de tantas como se quieran considerar, con lo cual su condicionamiento, que a la luz de la primera estadística era flexible, ahora parece multiplicarse hasta la rigidez total según cuántas series de datos se consideren.

La salida a ese juego de encierros se da a través de la retroalimentación, es decir que parte de los condicionamientos que someten a un individuo pasan por su propia mente y por su punto de vista, asunto del cual se cuelgan carradas de místicos que aseguran que la realidad se puede modificar con la mente, lo cual no resulta demasiado descabellado si consideramos que movemos nuestros cuerpos con la mente, y he aquí ya un gran misterio, que es cómo un órgano puede manejarse a sí mismo, a lo que los místicos serios responden que el Universo es una gran cadena donde todo depende de todo, y así como las masas influencian a otras masas con su gravedad, las ideas influencian a otras y así todo va marchando, no según un plan divino sino según millones de planes divinos (entrelazados, enredados, anidados, asociados, tanto encarnados en individuos como en estado platónico en forma de memes) que se las arreglan para acomodarse dentro del Universo frío.

Cada vez que bostezamos o que nos reímos o que decimos "ven", o "vete", no somos nosotros solos sino cientos o miles de personas en el mundo diciendo lo mismo al mismo tiempo. Cada vez que hacemos un movimiento con el cuerpo impulsado por la fuerza de nuestra voluntad, también somos impulsados por el azar junto con otros miles de personas moviéndose al unísono en una coreografía secreta que sólo algunos tipos de conciencia (acaso inmateriales) podrían apreciar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Y no tendrá algo que ver considerar la conciencia, sólo como algo material? ¿No da alguna pauta de comprensión mayor tener en cuenta la actividad de (no sé cómo llamarlas)pero digámoslo de este modo, cosas inmateriales? Desconozco si está vigente la idea de "antimateria" en ciencia, pero tal vez por ahí...

inx dijo...

No soy Anónimo, soy Inx.

inx dijo...

Borges descreía de la democracia, a la que definía como "ese curioso abuso de la estadística "

explorador54 dijo...

Las estadísticas son tremendas, quizás porque representan a un orden jerárquico superior de la naturaleza frente al que el propio individuo (el mismo que las compone) es insignificante.

"sólo las piedras sostienen al puente, y sin embargo, se puede quitar cualquiera sin afectarlo" dijo alguien.

inx dijo...

Robert Musil se preguntaba algo parecido en relación a los puentes.
Un poquito más allá, incluso que lo que citás. Era algo acerca de cómo es posible que en base a puras abstracciones matemáticas fuera posible construir un puente, y que éste no se caiga.