La razon apasionada

CIENCIA

La ciencia partió en la primera dirección que le tocó en suerte con todo su arsenal de racionalidad montado sobre un acto coyuntural, acaso fortuito.

Aquellos que imaginaban tortugas debajo de la Tierra, quizás lo que veían con toda claridad no era el planeta sino la Lógica, un mundo plano perfectamente apoyado sobre el caparazón de un monstruo. Sin embargo, como se hablaba del planeta y al final triunfó la idea de un racionalista, hoy todo lo que tenga un rasgo de animismo es prematuramente descartado por la ciencia más ortodoxa bajo los calificativos de "rebrote inquisidor" o "seguro que detrás de eso se quiere imponer la autoridad de un plan divino", cosas que no necesariamente implica el animismo, pero que la Ciencia más apasionada por lo racional descarta mediante una reacción emocional.

En resumen, no es fácil llevarse bien con la gente que sólo cree en uno de los dos aspectos de las cosas: lo racional o lo pasional, porque inevitablemente el aspecto que no contemplan surgirá disfrazado del otro para saltar sobre ellos mismos con la ferocidad de una pantera negra hambrienta. ¿Ejemplos? Miles. El resultado, la incoherencia y la confusión.

Según el momento y el lugar de la historia, está bien o mal ejercer ciertas acciones tanto con la razón como con la pasión, según el caso. Los matrimonios en el Occidente actual, por ejemplo, está bien visto que se formen por pasión, quizás como una reacción cultural frente al hecho de que en el pasado se venían formando por conveniencia. De la misma forma la Ciencia occidental actual no acepta hipótesis que les recuerden a la forma de pensamiento con la cual tuvieron los últimos conflictos, y así los límites de la razón se van imponiendo desde las profundidades del misterio de la vida en general. Sólo es preciso tenerlo en cuenta.