lunes, julio 11

A Google in my eye

TECNOLOGIA, GEOGRAFIA Y NEUROANATOMIA

Al reintegrarme a la vida normal luego de una semana de testeo intensivo de Google Earth (el nuevo programa gratuito de Google que permite observar todos los detalles de la Tierra a la altura que uno desee) lo primero que noté fue que (tal como suele ocurrir después de estar inmerso en cualquier deporte o actividad) durante un par de días no podía dejar de ver al mundo a través de la interfase de Google Earth: cada vez que encontraba una textura ante mi vista, por ejemplo la tela de una camisa o unas llamativas marcas sobre una tabla de madera, quería zambullirme sobre ella para obtener imágenes con más y más detalle, tal como se hace con Google Earth. Pero eso no afectó demasiado mi vida cotidiana.

El problema que aún persiste y que ya comienza a preocuparme es la visión fuera de foco, es decir: ahora veo en foco sólo la parte de mi vista sobre la que aplico mi atención conciente, y me percato de que todo lo demás está fuera de foco. Lo peor del caso es que esto siempre fue así con la vista humana, pero ahora, por culpa de Google Earth, soy claramente conciente de ello.

El mismo efecto visual de fuera de foco y de progresivo aumento del detalle en la zona de atención se produce en Google Earth (aunque mucho más visiblemente) por un simple tema de resolución y de velocidad de transmisión de información. En el caso de nuestros ojos y nuestro cerebro, el mundo real sería equivalente a la red de bases de datos que alimenta a Google Earth, mientras que nuestro cerebro (por el mismo asunto de la resolución y la velocidad de procesamiento y transmisión de datos) sólo analiza una porción de la información visual sobre la cual recae la atención, casi exactamente igual que Google Earth.

Vemos entonces que la tecnología a veces puede dar una lección de neuroanatomía, así como traumatizar a quien se exponga a ella de forma excesiva.

William Peterson, especialista en
deporte extremo y nuevas tecnologías

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