domingo, julio 10

Sobre la insignificancia de la muerte como tal

CIENCIA

Ya dijimos en El telomero de Aquiles que la muerte es una construccion artificial. Ahora, el Safar Center for Resuscitation Research de los Estados Unidos (fundado por el inventor de la respiración boca a boca, la ambulancia y la reanimación por masaje cardiaco, Peter Safar) acaba de producir la muerte y posterior resurrección de un grupo de perros (Clarín, Página/12)

La noticia generó una serie de controversias alrededor del tema del alma, que Reportes del Eter no podía dejar de reportar. Básicamente, la gente se preguntaba adónde estaban las almas de los perros mientras éstos estuvieron muertos: ¿en el cielo?, ¿en el limbo?, ¿en el purgatorio?, ¿en el Caribe?, y cómo fue que acudieron prestas a sus cuerpos en cuanto éstos fueron calentados y vueltos a rellenar con sangre.

La respuesta sobre el tema de Carlos Inzaurraga, Jefe del Equipo de Existencialismo de nuestra redacción, es que "el alma es como el agua y el aire: siempre encuentra un resquicio por donde meterse. En principio es una sola, universal, como un océano, y se hace particular al circular a través de las particularidades de cada organismo que encarna". Una opinión un tanto desalentadora.

Nuestro Editor en Jefe, por su parte, considera que lo más interesante de esta noticia es que el doctor Safar ha logrado burlar a la muerte doblemente: primero por conseguir que los perros resuciten, y segundo (pero acaso más importante) porque él mismo se encuentra en este momento entre los muertos, y sin embargo fue su voluntad la que ha logrado hoy, a través su instituto, lo que no pudo alcanzar en vida. Por eso, queridos lectores, nunca os dejéis amedrentar por la muerte, que es lo de menos.

1 comentario:

inx dijo...

"Hay cosas más importantes que la vida". I Ching.