miércoles, julio 13

El hombre, la maquina y las difusas fronteras de las categorias

EL MUNDO

Mucho se está discutiendo últimamente sobre la relación entre hombre y máquina y los conceptos de cyborg y robot.

En Reportes del Eter tendemos a pensar que todas las categorías del mundo se fueron definiendo por un efecto de acostumbramiento, un proceso de normalización de variables muy propio de sistemas abiertos complejos como lo es la Naturaleza, que hace que todas las combinaciones posibles se agrupen en unas cuantas categorías nominables y cuantificables (categorías que siempre son virtuales, porque la realidad última de las cosas es indivisible). Así, la cantidad de especies en la Tierra es de unos cuantos miles, pero siempre se encuentran especies extrañas intermedias; la cantidad de sexos es de dos, pero siempre aparecen ejemplares hermafroditas que presentan distintas alternativas (por más que la Iglesia Católica actualmente insista en la importancia de cumplir con un rol sexual homogéneo dictaminado por el físico y no por el espíritu).

Siguiendo el mismo criterio que se prenuncia en el párrafo anterior, podemos decir que tampoco las categorías de la vida y la muerte tienen sus límites estrictamente definidos: hay una cantidad de cosas que están entre una categoría y la otra, como los virus, los elementos constituyentes de una célula, los estados de coma y catalepsia y ahora, cada vez con más frecuencia, la inteligencia artificial.

Hay de fondo una discusión entre el determinismo (la idea de una férrea causalidad unidireccional en todos los acontecimientos) y el animismo (que propone la existencia de cualidades de alguna manera ajenas a las leyes de este mundo tales como la Voluntad y la Intención) y ya existen algunas zonas donde ambas posiciones están de acuerdo: por ejemplo, todos parecen acordar que el determinismo reina en una serie de acontecimientos mecánicos donde jamás se registró una reacción arbitraria (aunque muy bien tales reacciones podrían estar ocurriendo a un nivel subatómico, claro que siempre compensadas y equilibradas por el efecto de la estadística hacia el nivel macroscópico que se observa).

En el caso del cuerpo humano, la existencia del Alma (que aún no puede ser probada ni negada por la Ciencia) quedaría relegada a la zona del cerebro, que se encuentra principalmente en la cabeza y que se extiende por el cuerpo a través de la médula espinal. Allí, el Animismo aún tiene posibilidades de reinar bajo la forma de levísimas pero rítmicas corrientes eléctricas que serían como las riendas con las que conduciría al resto de la maquinaria física.

Pero entonces, ¿dónde ha quedado ahora la idea de la vida y de la muerte? Una vez que el mensaje del alma es transmitido al cerebro, todo lo demás (incluido el propio cuerpo) formaría parte de un juego determinista, una máquina infalible que seguirá el curso de su propia naturaleza. ¿Por qué decimos entonces que nuestro cuerpo está vivo? ¿Acaso nuestra voluntad no continúa fluyendo a través de él hasta encarnar el instrumento que estemos usando, ya sea un auto, un avión o una computadora?

Lo mismo podríamos decir que todo está vivo, ya que todo es consecuencia de las vivas Voluntades de las almas, como que todo está muerto, ya que la vida sólo ocurre en el momento en que las almas ejercen su leve influencia sobre el tablero mecánico de la naturaleza. Las máquinas, entonces, mientras estén conectadas a un alma y sirvan de instrumento para propagar su voluntad, son tan vivas como el resto de las cosas. No hay tal diferencia entre hombre y cyborg, y asimismo podemos expandir nuestra conciencia por medio de artilugios mecánicos, nanomecánicos, físicos y químicos, incluso mediante el Google Earth, para encarnar a nuesta propia alma en algo cada vez más grande, a ver qué pasa.


El Editor de los Miércoles


Bibliografía:
Acaso existe un límite entre lo real y lo virtual? (R del E)
"La computadora es el Golem moderno" (de Leonardo Moledo en Página/12)

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